Supongo que ahora debería darte una bienvenida de esas bonitas, llenas de palabras amables y sonrisas fingidas… pero no. Aquí no hacemos eso. Así que lo diré sin rodeos: Bienvenido, lector.
Antes de que sigas, mejor que tengas algo claro: si buscas cuentos alegres, con finales felices, donde los protagonistas comen perdices y todo acaba bien… has llegado al lugar equivocado. Vuelve por donde viniste y, por favor, cierra la puerta.
Porque aquí no hay luz, ni moralejas bonitas. Solo historias tristes, personajes que nunca ganan y finales que dejan mal cuerpo. Y no hablo de un “final triste” de esos que al menos te dejan una sonrisa amarga. No. Aquí, cuando las cosas van mal, acaban peor. Y cuando parece que algo puede ir bien… también acaba mal.
Si a pesar de todo esto quieres quedarte y leer, perfecto. Solo no digas luego que no te avisé. Así que, ahora sí: Bienvenido, lector. Tú verás lo que haces.
Si deseas leer mis cuentos, ve a Cuentos de Gorate. Si quieres saber más acerca de mi libro, ve a La historia de Emily.
